Fabulas sobre la amistad

17.12.2013 11:10

Mi mejor amigo

Dice  una  leyenda  árabe  que  dos  amigos  viajaban  por  el  desierto  y discutieron agriamente. Uno de  ellos  le dio una bofetada al otro. Éste ofendido,  escribió  en  la  arena:  “Hoy  mi  mejor  amigo  me  dio  una bofetada”.  Continuaron  su  camino  y  llegaron  a  un  oasis,  donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado se estaba ahogando, y el otro acudió en su rescate. Al recuperarse, tomo un cincel y escribió en una piedra: “Hoy mi mejor amigo me salvó la vida”. Intrigado, aquel le preguntó:  ¿Por  qué  después  de  que  te  lastimé  escribiste  en  la  arena,  y  ahora escribes en piedra?  Cuando  un  gran  amigo  nos  ofende,  debemos  escribirlo  en  la  arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargaran de borrarlo. Cuando nos pasa algo grandioso, debemos grabarlo en la piedra del corazón, de donde ningún viento podrá hacerlo desaparecer.

 

Publicado por Sergio Palacio 

Una historia de amistad

"Recibí una llamada telefónica de un buen amigo. Me alegró mucho su llamada. Lo primero que me preguntó fue: ¿Cómo estás? Y sin saber por qué, le contesté: "Muy solo"."¿Quieres que hablemos?", me dijo. Le respondí que si y me dijo: ¿Quieres que vaya a tu casa?". Y respondí que sí. Colgó el teléfono y en menos de quince minutos él ya estaba llamando a mi puerta. 

Yo hablé durante horas de todo, de mi trabajo, de mi familia, de mi novia, de mis deudas, y él, atento siempre, me escuchó. Se nos hizo de día, yo estaba totalmente cansado mentalmente, me había hecho mucho bien su compañía y sobre todo que me escuchara, que me apoyara y me hiciera ver mis errores.

Me sentía muy a gusto y cuando él notó que yo ya me encontraba mejor, me dijo: "Bueno, me voy, tengo que ir a trabajar". 

Yo me sorprendí y le dije:¿Por qué no me habías dicho que tenías que ir a trabajar? Mira la hora que es, no has dormido nada, te quité tu tiempo toda la noche". Él sonrió y me dijo: "No hay problema, para eso estamos los amigos". 
Yo me sentía cada vez más feliz y orgulloso de tener un amigo así. Le acompañéla puerta de mi casa...y cuando él iba hacia su coche le pregunté: "Y a todo esto, ¿por qué llamaste anoche tan tarde?". 

Él se volvió y me dijo en voz baja: "Es que te quería dar una noticia...". Y le pregunté:"¿Cuál es?" Y me dijo: Fui al médico ayer y me dijo que estoy muy enfermo. Tengo cáncer. Es irreversible y terminal. Me quedan tres meses de vida". Yo me quedé mudo...; él sonrió y me dijo: "Ya hablaremos de eso. Que tengas un buen día." Se dio la vuelta y se fue.

Pasó un buen rato hasta que asimilé la situación y me pregunté una y otra vez ¿por qué cuando él me preguntó cómo estaba me olvidé de él y sólo hablé de mí? ¿Cómo tuvo fuerza para sonreírme, darme ánimos, decirme todo lo que me dijo, estando él en esa situación...? Esto es increíble...

Mi amigo murió hace dos meses. Desde entonces mi vida ha cambiado.

Suelo ser menos dramático con mis problemas. Ahora aprovecho más el tiempo con la gente que quiero. Les deseo que tengan un buen día, y les digo: "El que no vive para servir...,no sirve para vivir..."

La vida es como una escalera, si miras hacia arriba siempre serás el último de la fila, pero si miras hacia abajo verás que hay mucha gente que quisiera estar en tu lugar. Detente a escuchar y ayuda a los amigos que te necesitan".

DOS AMIGOS

JEAN DE LA FONTAINE

En el mundo en que vivimos la verdadera amistad no es frecuente.

Muchas personas egoístas olvidan que la felicidad está en el amor desinteresado que brindamos a los demás.

Esta historia se refiere a dos amigos verdaderos. Todo lo que era de uno era también del otro; se apreciaban, se respetaban y vivían en perfecta armonía.

Una noche, uno de los amigos despertó sobresaltado. Saltó de la cama, se vistió apresuradamente y se dirigió a la casa del otro.

Al llegar, golpeó ruidosamente y todos se despertaron. Los criados le abrieron la puerta, asustados, y él entró en la residencia.

El dueño de la casa, que lo esperaba con una bolsa de dinero en una mano y su espada en la otra, le dijo:

-Amigo mío: sé que no eres hombre de salir corriendo en plena noche sin ningún motivo. Si viniste a mi casa es porque algo grave te sucede. Si perdiste dinero en el juego, aquí tienes, tómalo...

...Y si tuviste un altercado y necesitas ayuda para enfrentar a los que te persiguen, juntos pelearemos. Ya sabes que puedes contar conmigo para todo.

El visitante respondió:
-Mucho agradezco tus generosos ofrecimientos, pero no estoy aquí por ninguno de esos motivos...

...Estaba durmiendo tranquilamente cuando soñé que estabas intranquilo y triste, que la angustia te dominaba y que me necesitabas a tu lado...

...La pesadilla me preocupó y por eso vine a tu casa a estas horas. No podía estar seguro de que te encontrabas bien y tuve que comprobarlo por mí mismo.

Así actúa un verdadero amigo. No espera que su compañero acuda a él sino que, cuando supone que algo le sucede, corre a ofrecerle su ayuda.

La amistad es eso: estar atento a las necesidades del otro y tratar de ayudar a solucionarlas, ser leal y generoso y compartir no sólo las alegrías sino también los pesares.